El derecho administrativo ha hecho aportes relevantes a la consolidación de los paradigmas que exhibe el nuevo escenario del derecho público y que se sintetizan en el denominado nuevo constitucionalismo. Sin embargo, la mayoría de los ensayos que se ocuparon del tema no tuvieron en cuenta dichos antecedentes y toman como punto de partida a las Constituciones de la posguerra. La nueva estructura que adquiere el ordenamiento y sus sistema de fuentes forma parte del abandono del positivismo legalista y la necesidad de que se decanten las distintas fuentes de producción jurídica con perfi les más nítidos dándoles una mayor precisión y certeza a los principios y a los nuevos derechos. En ese proceso, no puede perderse de vista que la persona humana es la fuente de todos los principios y derechos y que su armonización se impone por sobre la asignación apriorística de preferencias de unos sobre otros, como regla general. La razonabilidad es, en este nuevo escenario, una pauta fundamental.