La tarea de formular una política de desarrollo, sea ella de carácter nacional o local, implica la definición de un conjunto de criterios que deben ser conocidos y comprendidos por los agentes encargados de su elaboración y ejecución (González y otros, 1981). Tales criterios se imponen algunas veces, a partir de la fisionomía que cada gobernante quiera imprimirle a su mandato, y en otras. cuando se trata de comunas pequeñas, rurales y además pobres, por ejemplo, estos criterios se restringen a solucionar los problemas más urgentes quedando el proceso de planificación relegado a un segundo plano.