The desirability of ensuring increasingly liberal access for manufacturing exports from developing countries to the markets of industrialized countries is one of the few points on which the proponents of the old and the new international economic order agree, at least in principle. This paper argues the opposite: that failure to recognize genuine conflicts of interest between rich and developing countries, and the consequent failure to negotiate an order that allows for viable economic coexistence, will lead to an economic environment of increasingly unstable international and poisoned political relations.La conveniencia de asegurar un acceso cada vez más liberal de las exportaciones de manufacturas de los países en desarrollo a los mercados de los países industrializados es uno de los pocos puntos en los cuales coinciden, al menos en principio, los proponentes del antiguo y del nuevo orden económico internacional. En el presente trabajo se argumenta lo contrario: que el fracaso para reconocer los genuinos conflictos de interés existentes entre los países ricos y los países en desarrollo, y el consiguiente fracaso para negociar un orden que permita una coexistencia económica viable, conducirá a un entorno económico internacional cada vez más inestable y a relaciones políticas envenenadas.