The Convention on the Rights of Persons with Disabilities, hereinafter the Convention, recognizes in article 12 the equal legal capacity of persons with disabilities. Within the concept of capacity, the capacity to enjoy and exercise is included, the latter being the central object of this article. The research will focus on analyzing said institution in Chile in the light of the Convention. When comparing this norm with our regulation, it can be concluded that our legislation is contrary to the aforementioned article, specifically in relation to the universal recognition of the legal capacity of persons with disabilities. This article that in principle could be thought that only refers to the patrimonial plane, also does it to the personal or extrapatrimonial scope of the persons with disability. In effect, it includes the free and informed consent that these persons must grant for the celebration of legal acts, including those related to their physical and mental integrity. The objective of the Convention is to look at people with disabilities as "subjects of rights" and not as "objects of protection". Hence, it is necessary to adapt the national regulations to the standards established in the aforementioned article 12 of the Convention, moving from a model of substitution of the will to one of support for decision-making.La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad[1], en adelante la Convención, reconoce en su artículo 12 la igual capacidad jurídica de las personas con discapacidad. Dentro del concepto de capacidad, se incluye la capacidad de goce y la de ejercicio, siendo esta última el objeto central de este artículo. La investigación se centrará en analizar dicha institución en Chile a la luz de la Convención. Al comparar esta norma con nuestra regulación se puede concluir que nuestra legislación es contraria al citado artículo, específicamente en lo que dice relación al reconocimiento con carácter universal de la capacidad jurídica de las personas con discapacidad. Este artículo que en principio pudiera pensarse que solo se refiere al plano patrimonial, también lo hace al ámbito personal o extrapatrimonial de las personas con discapacidad. En efecto, comprende el consentimiento libre e informado que deben otorgar estas personas para la celebración de actos jurídicos, incluidos los que dicen relación con su integridad física y psíquica. El objetivo de la Convención es que se mire a las personas discapacitadas como “sujetos de derechos” y no como “objetos de protección”. De allí que sea necesario adecuar la normativa nacional a los estándares que establece el citado artículo 12 de la Convención, transitando desde un modelo de sustitución de la voluntad  a uno de apoyo a la toma de decisiones.