Logros y fracasos de la regulación
Author
Ariño Ortiz, Gaspar
Abstract
Este trabajo está centrado en la mejor manera de implementar el proceso regulatorio. Al concentrarnos en sus logros y fracasos, sugiere el profesor Ariño, la evolución de la “vieja” a la “nueva” regulación muestra algunos requisitos y necesidades que no deben ser desconocidos o despreciadas. Usando este procedimiento, el autor explica el modo en que podemos evitar riesgos regulatorios mediante la consideración de la regulación como un contrato implícito entre los inversores, la Administración y los usuarios. “Los servicios públicos y sus infraestructuras son en la mayoría de los casos capital privado adelantado para la cobertura de necesidades generales”, dice, lo que requiere un vínculo contractual que determine cómo puede hacerse. La ponencia muestra varios posibles errores regulatorios, apuntando hacia su corrección. Éstos son, por ejemplo, una definición errónea de los mercados, o el uso de unos términos de comparación equivocados y equívocos. Según el autor, la regulación es una obra de arte de precisión, que demanda la dedicación y concentración de un relojero habilidoso (de los viejos buenos tiempos de la relojería mecánica) y el compromiso de un fiel perro guardián. En suma, el primer paso hacia una buena regulación consiste en reconocer su capacidad de éxito y fracaso, tal como se presenta en esta ponencia. This paper focus on the best way to build on the regulatory process. By concentrating on its successes and failures, professor Ariño hints, the evolution from “old” to “new” regulation will show some requirements and needs that must not be overlooked or ignored. Using this approach, the author explains how regulatory risks may be avoided viewing regulation as an implied contract between investors, governments and users; “Public utilities and its infrastructures are in most cases private capital forwarded to cover general needs”, he says, that requires a contractual link to estipulate how it can be done. The presentation shows several regulatory mistakes that may occur, pointing to their correction. They are, for instance, a wrong market definition or a confused and confusing benchmarking, that might conduct to a poor performance of the whole regulated sector. Following the author, regulation is a precision masterwork that needs the dedication an concentration of an skilled watchmaker (from the good old times of mechanical clocks) and the commitment of a faithful watchdog. In short, the first step to a good regulation is to recognize its capacity of success and failure, as shown in this presentation.