Puyehue-Cordón Caulle eruption of 2011: tephra fall and initial forest responses in the Chilean Andes
Erupción del complejo Puyehue-Cordón Caulle en 2011: caída de tefra y respuestas forestales iniciales en Los Andes chilenos
Author
Swanson, Frederick J
Jones, Julia
Crisafulli, Charlie
González, Mauro E
Lara, Antonio
Abstract
The 2011 eruption in the Puyehue-Cordón Caulle volcanic complex deposited up to 50 cm of tephra in a plume that intersected the crest of the Andes along Route 215, offering an excellent opportunity to study disturbance effects on native forests along a gradient of tephra depth. Our observations focused on short-term, species-level, tree mortality and sprouting and tephra fall effects on foliage and limb fall. More than 80 % of the thickest deposits were composed of a basal, pumice, gravel layer containing individual clasts up to 6 cm in length overlain by finer gravel and capped by several cm of sandy tephra. In a sample of four plots with tephra thickness ranging from 10 to 50 cm, we observed a wide range of tree mortality: about 8 % of stems living at the time of the eruption were killed by 10 cm of tephra fall and 54 % were killed by 50 cm. However, properties of the affected forest, such as species composition, foliage sprouting and retention (deciduous versus evergreen) characteristics, and tree size/age, strongly influenced survival. The sites with 35 and 50 cm thick deposits were dominated by the deciduous tree Nothofagus pumilio, which was leafless in the austral winter, season of the initial phase of the eruption. The evergreen tree N. dombeyi experienced much higher mortality. The low density of the falling pumice particles appeared to cause minimal abrasion of the canopy. La erupción en el año 2011 del complejo volcánico Puyehue-Cordón Caulle depositó hasta 50 cm de tefra en la pluma que interceptó las altas cumbres de Los Andes sobre la ruta 215, ofreciendo una excelente oportunidad para el estudio de los efectos del disturbio sobre los bosques nativos a lo largo de un gradiente de profundidad de tefra. Las observaciones se enfocaron en el corto plazo, a nivel de especies, respecto de la mortalidad arbórea y aparición de rebrotes. Más del 80 % de los depósitos más gruesos estuvieron compuestos de un estrato basal de pumicita y recubierta por varios centímetros de tefra arenosa. En un muestreo de cuatro parcelas con un espesor de tefra que varió de 10 a 50 cm, se observó un amplio rango de mortalidad arbórea: alrededor del 8 % y 54 % de los árboles vivos al momento de la erupción murieron, con 10 cm y 50 cm de profundidad de tefra, respectivamente. Sin embargo, ciertos atributos de los bosques afectados, tales como la composición de especies, capacidad de rebrote del follaje, capacidad de retención de tefra (perennes vs deciduos) y tamaño/edad de los árboles, influenciaron fuertemente la sobrevivencia. Los sitios con un espesor de depósitos de 35 y 50 cm fueron dominados por la especie decidua Nothofagus pumilio, la cual se encontraba sin follaje en el invierno del hemisferio austral durante la fase inicial de la erupción. La mayor parte de estos árboles sobrevivieron y produjeron follaje vigoroso al año siguiente (2012). La especie arbórea siempreverde N. dombeyi presentó una mayor mortalidad. En síntesis, la respuesta arbórea inicial estuvo determinada tanto por las características de las especies como por el espesor de la tefra.