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dc.creatorCortés, Alexis
dc.date2017-12-29
dc.identifierhttp://personaysociedad.uahurtado.cl/index.php/ps/article/view/118
dc.identifier10.53689/pys.v31i2.118
dc.descriptionEl ciclo de movilizaciones iniciado globalmente el año 2011 y que ha tenido su propia y particular versión en Chile ha permitido reinstalar en las agendas de investigación la centralidad de los movimientos sociales (Bringel & Pleyers, 2017). Efectivamente, las movilizaciones estudiantiles del ciclo 2011 en Chile han posibilitado una renovación de los debates sobre acción colectiva y movimientos sociales, al mismo tiempo que los actores sociales han recuperado protagonismo público y académico y, aunque el ciclo global de movilizaciones del mismo periodo aparentemente obedece a lógicas y dinámicas diferentes, la simultaneidad de ambos ha permitido emparentar y potenciar estas agendas de investigación. ¿Cómo abordar reflexivamente este nuevo ciclo?, ¿qué desafíos de rescate o renovación teórica surgen en el horizonte investigativo de quienes se han dado la tarea de comprender este momento de protagonismo social?, ¿qué nuevas subjetividades ancladas en la contestación se configuran en las luchas que signan este periodo?, ¿qué nuevos repertorios de acción colectiva aparecen y cuáles se reactualizan? y finalmente ¿cómo este ciclo impacta políticamente las realidades que pretenden transformar? Los artículos publicados en este número especial de Persona y Sociedad, desde distintos enfoques teóricos y metodológicos, casos de estudio y realidades han asumido la tarea de responder a estas preguntas e ir más allá. El propio Manuel Garza, cuyo texto da inicio a este Dossier tematiza incluso la propia pertinencia de la noción de “movimientos sociales”. ¿Qué ilumina, pero sobre todo qué obscurece este concepto central en la sociología contemporánea? Para el investigador mexicano, esta categoría no permite dar cuenta del antagonismo constitutivo de las sociedades capitalistas en las que vivimos, a saber, la negación del trabajo concreto, ocultando manifestaciones que buscan nuevas formas de relación, distintas a las existentes. En este sentido, los movimientos sociales son modos de existencia que exteriorizan estas luchas, pero, al mismo tiempo, negándolas. Siguiendo el argumento anterior, que afirma que la lucha no es una consecuencia de las relaciones capitalistas, sino condición de existencia de las mismas; entonces podremos situar de mejor forma el artículo de Tito Tricot sobre el movimiento mapuche en Chile y su relación con la violencia. Para el sociólogo chileno, el modo de existencia mapuche y las concepciones de mundo que derivan de ella (Küme Mongen) antagonizan con el modelo neoliberal, más aún cuando este último es inseparable de la violencia política que sistemáticamente se ha aplicado contra el pueblo mapuche, generando como respuesta, en un sector significativo del movimiento, lo que el autor conceptualiza como contra-violencia mapuche. ¿Cómo pensar en este contexto la relación de los movimientos con el Estado? En ambas conceptualizaciones el Estado es definible desde el antagonismo, más aún en el caso del texto de Garza, en tanto, su perspectiva es subsidiaria del marxismo abierto y del llamado a “cambiar el mundo sin tomarse el poder” (Holloway, 2011). En dirección contraria, el manuscrito de Tomás Torres y César Luzio aborda la concepción de los movimientos sociales desarrollada por Álvaro García Linera a lo largo de toda su obra político-teórica. La “tensión creativa” existente entre el Estado y los actores sociales adquiere, en el trabajo del actual vice-Presidente de Bolivia, una connotación especial por los diferentes lugares de enunciación por los que ha transitado este intelectual. ¿Qué continuidades y qué rupturas emergen en el tratamiento analítico de esta tensión? Esa es una de las preguntas que guía este artículo que se sumerge en la trayectoria de uno de los intelectuales más originales e influyentes de América Latina. También desde lo que se ha llamado la sociología de las intervenciones de los intelectuales, José Manuel Farías revisa sistemáticamente la obra de otro pensador fundamental para la comprensión de América Latina, pero sobre todo de Chile, Norbert Lechner. ¿Cómo la dimensión subjetiva de la política puede recomponer los puentes entre los actores sociales y el sistema político? Esta interrogante asume ribetes más actuales si se consideran los altos niveles de abstención electoral en un contexto de mayor protagonismo de los movimientos sociales en Chile (Garretón, 2016). Farías nos muestra cómo la narrativa de la “dimensión subjetiva de la política” fue construida científicamente, por un lado, y cómo esta elaboración fue permeando discusiones públicas claves para comprender la política reciente del país, por otro. Para el sociólogo uruguayo Maximiliano Duarte, retomar la relación entre movimientos sociales e institucionalidad, supone primeramente ir más allá de la dicotomía ciudadanía/clientelismo, binomio que recuerrentemente se ha utilizado en la región sobre todo para estudiar las expresiones políticas del mundo popular. Tomando como tópico y fuente empírica a las favelas cariocas, Duarte recorre críticamente la imaginación sociológica producida sobre las favelas de Rio de Janeiro, mostrando estos territorios como plataformas para la movilización e interacción con la institucionalidad. Otro actor anclado en un espacio popular que ha alimentado un gran número de reflexiones en las ciencias sociales es el movimiento de pobladores chileno. Rodrigo Millán rescata a un autor que, aunque consagrado, ha visto como sus primeros estudios precisamente sobre este movimiento han sido relegados, me refiero a Alejandro Portes. Esta recuperación pone de relieve la teoría de la “racionalidad poblacional”, como práctica política utilitaria que desmitifica, por un lado, la idea de una anomia marginal que impide la organización de los pobres urbanos y, por otro, la concepción que asume una inclinación natural de los habitantes de las barriadas hacia posiciones eminentemente radicales. El trabajo de Millán no sólo permite revisitar a un autor clave de las ciudades latinoamericanas, como lo es Portes, sino que también abre la posibilidad de rediscutir algunos de los tópicos del movimiento de pobladores que han tomado actualidad con la aparición del Movimiento de Pobladores en Lucha en Chile. Por lo mismo, este artículo debe leerse también a la luz de la reseña crítica que uno de los principales estudiosos actuales de este movimiento, Nicolás Angelcos, dedica a la obra “Pobladores: luchas sociales y democracia”, escrita por François Dubet, Eugenio Tironi, Vicente Espinoza y Eduardo Valenzuela. Esta obra, una de las más sistemáticas teórica y metodológicamente que se han publicado sobre este movimiento, sitúa el papel posible, así como las debilidades de este actor social en momentos en que se definía el retorno a la democracia. Angelcos procura sacar lecciones analíticas de este estudio para la comprensión de la expresión contemporánea del movimiento de pobladores. La citada transición democrática chilena ha sido caracterizada como un momento de baja presencia de actores sociales que desafíen al sistema político. Sin embargo, esta inercia ha sido quebrada por la emergencia de un ciclo de movilizaciones que encuentra en el año 2011 su punto álgido. Camila Ponce se dedica a comprender las formas de activismo y participación política que se inauguraron con el movimiento estudiantil de aquel año: cómo se construyeron identidades, cómo se renovaron los repertorios de acción colectiva y cómo aparecieron nuevas formas de subjetivación política, son algunos de los elementos que el texto de Ponce aborda, entregando reflexiones claves para comprender este momento de irrupción social. ¿Qué demandas pueden surgir con fuerza en este ciclo global? El texto de Van Parijs, traducido por el sociólogo Pablo Gutiérrez, sobre la Renta Básica, no sólo ofrece al lector en español un artículo de gran impacto en el mundo anglosajón, sino que también pondera una posible demanda que pueda adquirir fuerza en el contexto presente. Esto en la medida que los movimientos y activistas actuales parecen mostrar que dicotomías tales como lo material versus lo post-material no son suficientes para comprender las dinámicas reivindicativas de los movimientos contemporáneos. Finalmente, este número se cierra con una reseña del libro “Los Partidos y la cuestión agraria en Chile” de Octavio Avendaño. En el cincuentenario del inicio de la Reforma Agraria en este país, tanto el libro de Avendaño como la revisión que aquí se publica se vuelven referencia obligada, no sólo por la profundidad del trabajo en cuestión, sino que también porque la autoría de la reseña corresponde a uno de los intelectuales imprescindibles de Chile y a uno de los protagonistas de este hecho fundamental para la historia política reciente del país, me refiero a Jacques Chonchol. Con este amplio abanico de perspectivas, autores, teorías y movimientos, presentamos al lector este Dossier dedicado a los movimientos sociales en este nuevo ciclo de luchas. Esperamos que encuentren en estas páginas herramientas y discusiones que ayuden a consolidar una agenda de investigación de los movimientos más allá de los momentos de mayor movilización de un determinado ciclo. El equipo editorial que organizó este número agradece a todos los autores que enviaron propuestas y a los evaluadores que anónimamente contribuyeron a la definición del número tal cual llega a las manos de los lectores. ¡Buena lectura!es-ES
dc.formatapplication/pdf
dc.languagespa
dc.publisherFacultad de Ciencias Sociales, Universidad Alberto Hurtadoes-ES
dc.relationhttp://personaysociedad.uahurtado.cl/index.php/ps/article/view/118/115
dc.rightsDerechos de autor 2017 Persona y Sociedades-ES
dc.sourcePersona y Sociedad; Vol. 31 Núm. 2 (2017): Persona y Sociedad; 1,11es-ES
dc.source0719-0883
dc.source0716-730X
dc.titleSubjetivación y movimientos sociales en los nuevos ciclos de movilizacioneses-ES
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/article
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/publishedVersion


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