El funeral de Ricardo Fonseca no fue solo el homenaje póstumo a quien había sido secretario general del Partido Comunista de Chile. En el contexto de la proscripción política que afectaba a los comunistas, la organización de las exequias, a mediados de 1949, se transformó en una efectiva herramienta política que buscó influir en ese complejo escenario, demostrando la fuerza que todavía podía desplegar y reforzando la propia identidad partidaria, afectada por su virtual marginación de la vida política. Esto se expresó en la minuciosa preparación de las exequias, el carácter monumental que adoptó la ritualidad y el impacto que produjo en otros actores políticos.Ricardo Fonseca’s funeral was not only the posthumous tribute to who had been General Secretary of the Chilean Communist Party. In the context of the political proscription that affected the communists, the organization of the funerals, in mid-1949, became an effective political tool that sought to influence that complex scenario, demonstrating the strength that could still be deployed and reinforcing its own party identity, affected by its virtual marginalization of political life. This was expressed in the thorough preparation of the funeral, the monumental character that adopted the ritual and the impact it had on other political actors.