Abstract
La imagen científica es un vehículo de saberes y prácticas y, a su vez, un lugar de construcción de conocimiento. En ella participan y se entrecruzan una gama de actores, agendas e instrumentos. Personas con intereses y objetivos a menudo en conflicto: pepenadores de objetos, coleccionistas, pintores, grabadores, dibujantes, estudiosos, editores, lectores, fabricantes de instrumentos, censores institucionales. Estos actores construyen sentidos que van más allá de las intenciones dispuestas sobre páginas manuscritas o impresas: la imagen científica conlleva procesos de lectura y recreación de convenciones gráficas, textos y materialidades que rebasan intenciones predispuestas. Aunque a menudo se presentan instrumentos, animales, plantas, minerales, astros, de forma aislada, como si estuvieran fijados en el tiempo y extraídos de su contexto, aquello que se plasma es el resultado de un proceso de interpretación, apropiación, recreación y representación que conlleva múltiples interacciones sociales y negociaciones epistémicas.