This article is built around a critical reflection of the arguments raised by the Constitutional Court in the judgment rendered in case 3,729 (3751)-17-CPT, dated August 28, 2017, which signified the first pronouncement of said magistracy regarding conscientious objection both at a personal level and for legal entities of a health nature under the figure of “institutional conscientious objection”. In this context, it will start by analyzing the constitutional foundations invoked by the Constitutional Court, to then analyze the arguments both from a doctrinal point of view and from a perspective of our Fundamental Charter, in order to establish a priori that moral entities can be holders of fundamental rights, to finally institute in the most appropriate way the constitutional foundation of the latter, which, according to the nature of the institution under analysis, allows maintaining that health entities are holders of the right to conscientious objection, although a different form of natural persons, based on a theoretical-legal reconstruction of this right.El presente artículo se construye en torno a una reflexión crítica de los argumentos planteados por el Tribunal Constitucional en la sentencia dictada en causa rol 3.729 (3751)-17-CPT, del 28 de agosto de 2017, que significó el primer pronunciamiento de dicha magistratura referente a la objeción de conciencia tanto a nivel personal como de entidades jurídicas de carácter sanitario bajo la figura de la «objeción de conciencia institucional». En este contexto, se partirá analizando los fundamentos constitucionales invocados por el Tribunal Constitucional, para luego analizar los argumentos tanto desde un punto de vista doctrinal como desde una perspectiva de nuestra Carta Fundamental, en aras de establecer a priori que las entidades morales pueden ser titulares de derechos fundamentales, para finalmente instituir de la forma más apropiada el fundamento constitucional de esta última, que conforme a la naturaleza de la institución que se analiza, permitan sostener que las entidades sanitarias son titulares del derecho de objeción de conciencia, aunque de una forma distinta de las personas naturales, a partir de una reconstrucción teórico-jurídica de este derecho.