The 1990s showed an unprecedented map for Latin America, where almost all of the area's governments had come to power through democratic elections. However, it was also possible to see that coups d'etat appeared - some of them aborted, but others that managed to consolidate themselves in power - whose peculiar characteristic was what was called the self-coup or civil-military coup. This new form of political instability, despite having antecedents in the region, took place in Peru in 1992. This paper tries to establish the characteristics of the Guatemalan self-coup in 1993, analyzing the endogenous and exogenous factors that prevented its realization.La década del noventa mostró un mapa inédito para América Latina, donde casi la totalidad de los gobiernos del área habían llegado al poder mediante elecciones democráticas. Sin embargo, también se pudo apreciar que asomaron golpes de Estado –algunos de ellos abortados, pero otros que lograron consolidarse en el poder– cuya característica peculiar fue lo que se denominó autogolpe o golpe cívico-militar. Esta nueva forma de inestabilidad política, a pesar de tener antecedentes en la región, se concretó en Perú en 1992. En el presente trabajo se trata de establecer las características del autogolpe de Guatemala en 1993, analizando los factores endógenos y exógenos que impidieron su concreción.