From the 1950s to the early 1960s, a United States design manifested itself to help rebuild the European economy through exports of capital and technology and the promotion of European integration. In return, the United States freely managed security policies and enjoyed the benefits derived from the use of the dollar. But the Atlantic relationship has not been without conflict. Nowadays, the Member States of the European Communities share a fundamental conviction that they cannot individually exert the influence they had on the international system. Europe is highly dependent on its imports and exports and cannot follow a course of self-sufficiency or autarchy. The only realistic option is a thoughtful interdependence strategy, in which they choose a suitable set of mutually dependent relationships.Desde 1950 y los primeros años de los 60, se manifestó un designio de Estados Unidos de contribuir a la reconstrucción de la economía europea mediante exportaciones de capital y tecnología y el fomento de la integración europea. A cambio, los Estados Unidos manejaron libremente las políticas de seguridad y gozaron de los beneficios derivados del uso del dólar. Pero la relación atlántica no ha sido ajena al conflicto. Ahora, los Estados Miembros de las Comunidades Europeas comparten una convicción fundamental de que no pueden ejercer individualmente la influencia que tuvieron sobre el sistema internacional. Europa es altamente dependiente de sus importaciones y exportaciones y no puede seguir un curso de autosuficiencia o autarquía. La única opción realista es una meditada estrategia de interdependencia, en la cual elijan un conjunto adecuado de relaciones mutuamente dependientes.