La apreciación histórica de Bello ha olvidado poco a poco algunos aspectos trascendentales de su cultura y actividad, relegándolas a términos un tanto secundarios, en circunstancias que muchas de estas facetas ocuparon la atención primordial de su genio intelectual: no desde el punto de vista teórico, ya que siempre es recordado por sus célebres Principios de Derecho de Gente, sino que más bien desde el punto de vista positivo, esto es, la participación de Bello en la dirección de nuestras relaciones exteriores por un largo periodo Histórico, su labor en el Ministerio de Relaciones y en el Senado, su intervención en los tratados y en el comercio internacional, sus notas, su jurisprudencia y su categórica orientación en este plano; ello ha sido un tanto ignorado en muchas oportunidades y justo es, pues, valorar debidamente esta fase de su inmensa actividad, reactualizando sus intervenciones internacionales en este centenario de su muerte. Tal es el propósito de nuestro trabajo.