Actualmente en el mundo contemporáneo pareciera que ningún acontecimiento político o económico de un Estado deja de tener trascendencia, por mínimo que sea, en otros Estados o sociedades políticas, "lo que caracteriza a los acontecimientos que somos testigos y lo que los distingue de todos los que les precedieron desde los orígenes de la historia es su carácter mundial. Ya no hay historia loca, Ya no existe historia exclusivamente nacional cuyos acontecimientos interesen a un pueblo en parte y a él solamente, en el sentido de que él sólo sería su causa o él sólo experimentaría los efectos. Es ya un hecho la unidad del planeta".