More than twenty years ago, Easterbrook and Fischel made a famous harsh criticism of the simplistic way in which the legislation applicable to the corporate governance of a company is often analyzed. The selection of his darts was not accidental, the generalization of an approach whose premise assumed that the board of a company always uses its position of power to exploit investors and consumers, threatened to overthrow the conceptual balance on which success rests. of any regulation on business organizations.Hace más de veinte años, Easterbrook y Fischel hicieron célebre una dura crítica al simplismo con que muchas veces se analiza la legislación aplicable al gobierno corporativo de una empresa. La selección de sus dardos no era casual, la generalización de un enfoque cuya premisa suponía que el directorio de una compañía utiliza siempre su posición de poder para explotar a inversionistas y consumidores, amenazaba con echar por tierra el equilibrio conceptual sobre el que descansa el éxito de cualquier regulación sobre organizaciones empresariales.