Hace quinientos años la civilización occidental se conmovió con el descubrimiento de América, un nuevo continente poblado por seres de un origen étnico desconocido. Los nativos pertenecían a diversos pueblos, algunos de ellos organizados en forma de imperios, y otros en pequeñas tribus nómades. Como inicialmente los conquistadores tomaron contacto con los grupos más primitivos, los círculos intelectuales europeos se forjaron una imagen de gentes que vivían en estado natural, de la caza y de la pesca.