El controvertido debate de las ciencias sociales entorno a lo moderno - postmoderno, es una dialéctica académica más que un fenómeno real; al revisar las diatribas filosófico metodológicas, se descubre que la zaga de autores que proclaman a lo postmoderno, lo hacen desde posturas que no tienen un soporte desde las investigaciones empíricas. Esto autoriza, por así decirlo, a la crítica de los detractores, quienes aseveran que la presencia de un post esta denostado, debido a que hay mucho pathos filosófico literario entorno a este, y escasas investigaciones sociológicas al respecto. En el fondo, la querella si la modernidad agotó sus efectos, resulta ser un epifenómeno, bajo el cual aflora la clásica dualidad entre sujeto (agencia) y estructura social. Según las hipótesis preliminares de este ensayo, lo moderno en oposición a lo postmoderno no existe en lo cotidiano vivido por las personas de la calle; es más, si por un instante nos concentráramos y esforzáramos en representar la tumultuosa época en que vivimos, nos aparecería como irrefutable, que en las sociedades humanas alrededor del globo, aún predominan aspectos modernos, cuales la libertad, justicia, legalidad, solidaridad, solo para mencionar algunos. Aún cuando es posible advertir tendencias centrífugas que pretenden cercenar lo moderno y sus epígonos, lo más adecuado desde la sociología, sería empezar a indagar una modernidad tardía, con la cual se rinde cierta justicia también en los actuales procesos de los países latinoamericanos, en los cuales se están dando fenómenos contradictorios por doquier.