El Populismo Radical —también llamado populismo revolucionario— es planteado por el autor como una amenaza a la democracia en América Latina, en cuanto instrumentaliza problemas económicos y sociales reales para confrontarse con el sistema institucional. En la primera parte del artículo, aborda el plano conceptual, proponiéndose una caracterización tanto para el populismo clásico como para el populismo radical. En la segunda, se hace un estudio de los dos casos en que, durante el año 2005, las movilizaciones sociales, que a su vez eran expresiones del populismo revolucionario, provocaron agudas crisis de gobernabilidad en Bolivia y Ecuador, precipitando cambios de gobierno en dichos países. La tercera parte, a manera de conclusión, vincula a las expresiones del populismo radical o revolucionario con la fragilidad de las democracias de la región latinoamericana y, por lo mismo, compartiendo las premisas de la Secretaria de Estado norteamericana Condoleza Rice, el autor sostiene la necesidad de proteger la democracia con mecanismos efectivos y no meramente declamativos, dado que llama la atención la omisión de la comunidad internacional ante las movilizaciones sociales violentas y rupturistas que atentan en contra del ordenamiento institucional democrático, como ha ocurrido doblemente en Bolivia, argumentando que no se ha producido un quiebre de la Constitución en cuanto funcionan los mecanismos sucesorios regulares. La democracia no es sólo la apelación formal a tales mecanismos, sino el cabal respeto al Estado de Derecho y la efectiva vigencia de las libertades personales.