TOWARDS A SITUATED MODEL OF ADDICTION
HACIA UN MODELO SITUADO DE LA ADICCIÓN
Author
Monasterio Astobiza, Aníbal
Abstract
In this paper, I evaluate the naturalistic (brain disorder model) and constructivist (moral model) views on addiction. First, I describe the naturalistic position that considers mental illness, including addiction, as “natural kinds”. But I find several problems with this model: a) Why does not everyone have drug dependency? and b) if there is a biomedical cause for addiction, why is the addict morally blamed and stigmatized? Second, I describe the constructivist view that presupposes a number of attitudes toward addiction –social values that determine our ideas and beliefs about addiction, for example. But, again, I findseveral problems with this model: a) if there is no objective demarcation criterion of addiction, is it possible to deliberately marginalize and medicalize minority groups with psychiatry as an instrument or excuse for exploitation? and b) if constructivism is taken too seriously, is it not possible to over-diagnose and “pathologize” what would otherwise be a common behavior? Comparing both models, the naturalistic on the one hand, and the constructivist on the other, I conclude that a third way is necessary to overcome the aporias of each one of these epistemological models to describe addiction as a mental illness. En este artículo interpreto la postura naturalista (modelo de desorden cerebral) y la constructivista (modelo moral) respecto de la adicción. En primer lugar, describo la postura naturalista que considera las enfermedades mentales, incluida la adicción, como “clases naturales”. Pero encuentro varios problemas con este modelo: a) ¿por qué no todas las personas tienen un uso dependiente de sustancias?, y b) ¿si existe una causa biomédica de la adicción por qué se culpabiliza y estigmatiza moralmente al adicto? En segundo lugar, describo la postura constructivista que presupone ciertas actitudes hacia la adicción –valores sociales que determinan nuestras ideas y creencias acerca de la adicción, por ejemplo–. Pero, de nuevo, encuentro varios problemas con este modelo: a) ¿si no hay un criterio de demarcación objetivo de la adicción es posible marginar y medicalizar deliberadamente a grupos minoritarios con la psiquiatría como instrumento o excusa de explotación?, y b) ¿si el constructivismo se toma demasiado en serio no se puede sobrediagnosticar y “patologizar” lo que de otra forma serían comportamientos comunes? Comparados ambos modelos, el naturalista, por un lado, y el constructivista, por el otro, concluyo que es necesario una tercera vía para superar las aporías de cada uno de estos modelos epistemológicos para describir la adicción como enfermedad mental.