Tríada, de Francisca Pérez, como algunos importantes libros de la poesía latinoamericana –entre ellos Trilce y Altazor–, acarrea una nomenclatura numerológica no solo en el orden del libro o en su estructura externa, sino que esta también se arrastra hasta una hermenéutica, y un simbolismo que la manifiestan, y que se suma, de manera importante, a su contenido semántico y metafórico; ya desde el título y los subtítulos, la cita inicial de los Pixies: “Si el Hombre es 5/ entonces el Diablo es 6/ y si el Diablo es 6/ entonces Dios es 7” (7), los paratextos, los mismos versos, las figuras, apuntan en ese sentido: las asociaciones posibles de lo numerológico, sin embargo, aparentan ser, además de numerosas para este texto de carácter breve, en general demasiado estables, y pueden suscitar su asociación con los patrones de los arquetipos, que reproducen, sin alteración, símiles, simbologías, modelos, contra las particularidades de la fuerza creativa, como apunta Lezama Lima en La expresión americana: es decir, los ideales platónicos, el inconsciente colectivo de Jung, Nietzsche y el eterno retorno, resultan verdaderas camisas de fuerza para la creación artística. Sin embargo, este primer poemario de Francisca Pérez sale airoso de estos perjuicios, manifestando por sí mismo precisamente lo contrario.