El temor a contagiarse de otros, como otra forma de restringir libertades. Giorgio Agamben
Author
De Cortillas Diego, Natascha
Abstract
En estos tiempos extran?os, en que una pandemia inconmensurable se dejo? caer con distancia social, incertidumbre y con namiento sobre nuestras habitabili- dades, se ha debatido bastante sobre el rol del arte en estas nuevas relaciones. Aquello que siempre ha estado alli?, el arte, pareciera que adquiere visibilidad y sentido desde una mirada media?tica en donde la pintura, el cine, la literatura o la mu?sica parecieran calmar la ansiedad y zozobra para conectarnos con un ser profundo y emotivo que desdibuja modelos de vidas rentables y transables.
Estas lecturas contrastan con la de?bil estructura institucional que no sin di cul- tad sostiene la precariedad laboral de los artistas, que por una parte entiende al arte como un medio necesario para humanizar esta realidad apremiante mien- tras, por la otra, se enfrenta el abandono arrogante de un sistema que desprecia el reclamo de la escena arti?stica de producir y vivir dignamente. De este modo, y como parte de los coletazos que deja este aparente apetito por las pra?cticas arti?sticas, se levanta la imagen de un pu?blico consumidor que exige amplias condiciones de acceso y calidad sin importarle el evidente y grosero contraste en las posibilidades laborales de sus actores.
Pero no nos equivoquemos pensando que esto es fruto de los actuales estragos en la salud mundial, ya antes del Covid-19 se discuti?an restricciones de nan- ciamiento estatal a proyectos arti?sticos, toda vez que los fondos estaban condi- cionados a criterios de impacto social y ausencia de pu?blico. Ante este asunto, algunas manifestaciones arti?sticas han podido activar grandes alianzas con las plataformas virtuales, lo que sin duda, les permite responder con indicadores altamente logrados debido a las condiciones de descentralidad y acceso que ellas intalan. Asi?, en un marco de espectacularidad mediatizada que invisibili- za las di cultades y cuestionamientos que suponen estos cambios de sentido y lenguaje de las propias artes, a sus artistas, sus medios de expresio?n erigen las tensiones de un Estado de Excepcio?n que naturaliza y pasa por alto los descui- dos y atropellos que como sociedad ejercemos contra nuestra escena arti?stica.
El capitalismo con gura, asi? un campo simbo?lico capaz de levantar un espi?ritu de humanidad en condiciones li?mites que, en tanto sociedad mercantilizada, exige insumos, calidad e inmediatez en la transaccio?n comercial del arte, mien- tras propaga y contamina como un virus relacional la miopi?a social a su valor histo?rico y cultural.
Como revista de investigacio?n y creacio?n insistimos, y seguiremos insistiendo, en que el arte colabora en las diversidades del quehacer humano develando - guras metafo?ricas de realidades paralelas y superpuestas donde la humanidad trasciende y cimenta un universo de voliciones, voluntades y necesidades movi- lizadores, para encontrarnos, conocernos y comprendernos.
Por ello, parte importante de los arti?culos que conforman este nu?mero instalan una mirada cri?tica, de fuerza y coraje para sobrellevar las (in)consistencias de las escenas de arte y de la vida.