En este artículo se presenta a la isla de Cedros como un espacio que recibió las visitas de diferentes navegantes a lo largo del periodo virreinal (siglos xvi a xviii), las cuales legaron información parcial sobre el territorio y sus habitantes indígenas. Dicha información permite reconstruir algunos aspectos de la historia local y resaltar el carácter estratégico de la isla en las incursiones de personajes que realizaban viajes exploratorios o escalas en sus rutas transpacíficas. Al solo disponer de la visión externa (expedicionarios, navegantes, misioneros) se resalta la noción de la isleidad y no la propia de los isleños originarios de Cedros, quienes se consideran una población desaparecida desde el siglo xviii, y debido a su extinción desaparece toda posibilidad de conocer la versión autóctona de la isla como centro de su cosmovisión.