Durante los últimos siglos de la Edad Media se produjo un gran desarrollo del derecho, en el que los canonistas tuvieron un importante papel. El derecho de gentes no fue una excepción, por el contrario, la creciente apertura del mundo occidental a pueblos de otros orígenes motivó el estudio de aquellas normas que podían favorecer las mutuas relaciones. Por otra parte, si bien el occidente europeo era cristiano, era necesario impulsar la evangelización más allá de las fronteras de la Cristiandad. Teniendo en cuenta ambos factores, es posible preguntarse si la preocupación por la conversión de los paganos constituyó un aliciente para el desarrollo de las normas de derecho de gentes y su profundización.