Este libro de José Esteve Pardo analiza la historia protagonizada, supuestamente, por Federico, el Grande, de Prusia y un molinero. Conforme a ella, en la versión más conocida, el primero quiso comprar al segundo su molino, ya que, próximo a su más preciado palacio, Sans Souci, en Postdam, le ocasionaba contaminación tanto visual como acústica; a lo que este último se opuso. El monarca insistió en su propuesta, pero con la amenaza al molinero de que si no aceptaba, lo privaría de su molino sin indemnización. En este contexto, este habría concurrido ante el tribunal de Berlín, el que habría establecido que ello no estaba dentro de las atribuciones del monarca, confirmando así, frente a este, su derecho de propiedad. Así, Federico, el Grande, de Prusia, al tomar conocimiento de lo resuelto por dicho tribunal, habría manifestado su alegría al saber que aún “hay jueces en Berlín”. Como dato anecdótico cabe destacar que hoy, en las cercanías del referido palacio se encuentra un añoso molino, lo que, pareciera corroborar la veracidad de esta narración.