Desde la aparición de los primeros medios de difusión obrera, la “cuestión de la cultura”, entendida en términos generales como una discusión sobre las representaciones artísticas del mundo popular y la relación entre la creación artística y el medio social, comenzó a tomar protagonismo entre los trabajadores. La promoción de la organización obrera vio sus frutos en la multiplicación de las instancias de asociatividad popular: filarmónicas, centros de estudios sociales, bandas obreras y, sobre todo, la aparición de un circuito de publicaciones dio sustento material a la difusión del naciente “arte proletario”. Cuentos, poemas, innumerables reversiones de La Marsellesa y el himno nacional, artículos dedicados a personajes ficticios, folletines novelescos y diálogos imaginados entre obreros y patrones llenaron desde principios del siglo XX las páginas de la prensa obrera, con producciones ligadas principalmente al campo de la literatura y la escritura creativa.