Las investigaciones sobre los orígenes del Islam han estado marcadas por grandes dificultades debido a la fragmentación de los estudios históricos y a las profundizaciones que se han realizado en otras áreas. Además, la elaboración y fijación de las fuentes escritas – El Corán, los hadîths, la Sîra y los primeros tratados de derecho y teología- han sido delimitadas en los últimos años. Esto ha permitido que lentamente se esté comprendiendo la naturaleza original de la predicación profética y entender la emergencia de la institucionalidad de una religión nueva en la construcción de un Imperio califal, que ha sido determinado por las guerras de conquista, la violencia alrededor de la sucesión califal, el control de los países conquistados y los conflictos entre grupos y regiones. Estas temáticas necesitan un estudio articulado y es por esta razón que Françoise Micheau realiza está actualización histórica con los últimos descubrimientos arqueológicos y los avances en la historiografía de los orígenes del Islam, construyendo una obra muy sintética, explicativa y que no tiene como fin dar una conclusión.