En la construcción identitaria del contador mayor de Castilla Alfonso García (†1409), natural de Cuéllar, convergen múltiples estrategias de emulación de las élites nobiliarias y la monarquía desarrolladas con el fin de consolidar una posición aristocrática. La sofisticación del diseño y de la retórica artística de su monumento funerario ponen de relieve la trascendencia de estas promociones en la construcción de narrativas de memoria perfectamente codificadas. El caso de Alfonso García se revela de especial interés no solo por tratarse del primer contador de Castilla de quien ha llegado hasta nuestros días un monumento sepulcral, sino por su destacadísima trayectoria de promoción social desde la simple hidalguía villana hasta la plena integración en la corte Trastámara y, con ella, la búsqueda de reconocimiento ante el resto de hidalgos de Cuéllar.