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dc.creatorLetelier Widow, Gonzalo
dc.date2024-12-23
dc.date.accessioned2025-01-21T19:00:21Z
dc.date.available2025-01-21T19:00:21Z
dc.identifierhttp://revistas.ugm.cl/index.php/rcem/article/view/701
dc.identifier.urihttps://revistaschilenas.uchile.cl/handle/2250/247680
dc.descriptionAccording to one of the most relevant and consistent theses of classical philosophy, from Plato to the present day, the highest perfection of man and his complete happiness lies in the contemplation of truth. This thesis is also one of the least obvious for the common man, who is not usually extraordinarily wise or saint. Indeed, according to this same philosophy, the act that is maximally perfect is also maximally joyful; however, it is true that ordinary people tend to find much more joy in conversation with their friends than in contemplating ultimate truths. And since the principles from which philosophical knowledge begins cannot be derived or obscure, but are first and very common in the experience of all men, it becomes at least complex to deny all reason to the common and reasonably virtuous man. In this article, I will attempt to show that classical philosophy, particularly Thomas Aquinas, clearly recognized this problem and solved it through an astonishing synthesis of both terms of the opposition: the highest perfection of man is the contemplation of a friend. While the fullest realization of this thesis lies in the contemplation of God in beatitude, I will discuss it under an exclusively philosophical framework, which leaves open—without delving into it—the possibility of a friendly conversation with God.en-US
dc.descriptionSegún sostiene una de las tesis más relevantes y constantes de la filosofía clásica, desde Platón hasta nuestros días, la máxima perfección del hombre y su plena felicidad se hallan en la contemplación de la verdad. Esta tesis es también una de las menos obvias para el hombre común, que no suele ser extraordinariamente sabio ni santo. En efecto, según esta misma filosofía, el acto máximamente perfecto es también máximamente gozoso; pero lo cierto es que las personas comunes suelen gozar mucho más en la conversación con sus amigos que en la consideración de las verdades últimas. Y como los principios desde los que parte el conocimiento filosófico no pueden ser ni derivados ni abstrusos, sino que son primeros y comunísimos en la experiencia de todos los hombres, resulta al menos complejo negarle toda la razón al hombre común y razonablemente virtuoso. En este artículo, intentaré mostrar que la filosofía clásica, y en particular Tomás de Aquino, vieron con bastante claridad este problema y lo resolvieron mediante una asombrosa síntesis de ambos términos de la oposición: la máxima perfección del hombre es la contemplación del amigo. Si bien la máxima realización de esta tesis se halla en la contemplación de Dios en la bienaventuranza, la discutiré bajo una formalidad exclusivamente filosófica, que dejará abierta, sin entrar en ella, la posibilidad de una conversación amistosa con Dios.es-ES
dc.formatapplication/pdf
dc.languagespa
dc.publisherCentro de Estudios Medievales, Universidad Gabriela Mistrales-ES
dc.relationhttp://revistas.ugm.cl/index.php/rcem/article/view/701/822
dc.rightsDerechos de autor 2024 Gonzalo Letelier Widowes-ES
dc.rightshttps://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0es-ES
dc.sourceRevista Chilena de Estudios Medievales; No. 26 (2024): Revista Chilena de Estudios Medievales; 1-31en-US
dc.sourceRevista Chilena de Estudios Medievales; Núm. 26 (2024): Revista Chilena de Estudios Medievales; 1-31es-ES
dc.source0719-689X
dc.source0719-2215
dc.subjectconversación amistosa, Tomás de Aquino, Dios, bienaventuranza, amistad, virtud.es-ES
dc.titleConversatio nostra in caelis. La conversación amistosa como perfección del entendimiento según Tomás de Aquinoes-ES
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/article
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/publishedVersion
dc.typePapersen-US
dc.typeArtículoses-ES


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