La filosofía y la teología, junto con la ciencia, han tenido una historia de relaciones muy particular. En el artículo el autor se adentra en esta relación y aboga por un tipo de relación de colaboración y correlación, siguiendo el pensamiento de Wolfang Pannenberg. Este tipo de relación nueva ha estado muy presente en la Filosofía y Teología del Proceso y en sus fundadores (Alfred North Whitehead, Charles Hartshorne…) y continúa muy vivo en sus actuales cultivadores, especialmente en Lewis Stanley Ford.