El psicoanálisis lacaniano ha mostrado en las últimas décadas su fecundidad. En torno a él existe un enorme movimiento de trabajo y una práctica activa y en expansión. Sin embargo, su dificultad y la incomodidad que genera el apego de Lacan a la subversión freudiana, además del aislamiento que durante años se vivió con respecto a Europa, han significado que este enfoque sea bastante desconocido en Chile. El presente artículo pretende ser una pequeña muestra de la vasta reflexión psicoanalítica de fines de siglo, que permite oxigenar, en este caso, la discusión sociológica y filosófica sobre las relaciones sociales y la modernidad.