Restituyendo la pluralidad de las fuentes (policíacas, políticas, periodísticas)que permiten describir los cortejos con finalidades políticas que se multiplicanen la Francia de fines del siglo XIX, hemos querido hacer resaltar dos problemas.Cómo, en el momento mismo en que los instrumentos materiales y cognitivos dela democracia representativa (elecciones competitivas, principales derechos deexpresión, ética republicana) se instalan, con fragilidad en Francia, se estabilizaal mismo tiempo una práctica tolerada de política en la calle. La "jornada"revolucionaria deja lugar a la "manif", a menudo pacífica, pero potencialmenteviolenta y más directamente revolucionaria. En segundo lugar, cómo a través denuestras fuentes dispersas y fatalmente incompletas, podemos mostrar que según el punto de vista, el enfoque, desde donde uno mira, una manifestación enparticular y la forma manifestación pueden dar lugar a apropiaciones, usos muydiversos. Más prolijos que los electores, los manifestantes requieren para existir,políticamente o no, ser interpretados y traducidos por múltiples portavoces.