Las representaciones dominantes de la globalización sugieren que, desde noviembre de 1989, hemos entrado en una era sin fronteras ni muros. Sin embargo, en el conjunto del planeta se erigen nuevas barreras (término genérico que designa cualquier frontera cerrada). Este articulo propone analizar la lógica de las “teichopoliticas” – neologismo basado en el griego antiguo teichos (el muro de la ciudad) – estas políticas de cierre. La dimensión de seguridad de estos edificios es obvia (ciertos “muros” datan de la guerra fría). Sin embargo, mayor parte de estas nuevas barreras son muros migratorios que separan los países del norte (que se transforman en fortalezas) de los países del sur. El diferencial de desarrollo creciente entre norte y sur genera flujo migratorio cada vez mayores. Y, por falta de cuestionamiento de los mecanismos globales de la economía, las teichopoliticas parecen ser las únicas opciones. La construcción de barreras la impulsan los Estados, pero sobre todo las firmas especializadas, muchas veces norte-americanas para quienes las barreras representan una importante fuente de lucro. Así es como los ciudadanos, los gobiernos y las empresas tienen sus propias estrategias que contribuyen a la proliferación de las barreras.