En el mundo hispanoparlante el término judeofobia viene difundiéndose para denominar con mayor propiedad al odio contra los judíos, la más universal, perseverante y eficaz de las obsesiones contra grupos. Su singularidad le ha generado una terminología propia: palabras como Diáspora, gueto, pogromo y Holocausto no habrían ingresado en los diccionarios sino fuera por la fuerza de la judeofobia. En diversas medidas, puede decirse lo mismo de expresiones como Danza de la Muerte, Libelo de sangre e Intifada. Aun la voz genocidio fue acuñada por el abogado judío Rafael Lemkin al fin del Holocausto. Con todo, la judeofobia latinoamericana fue en sus orígenes del estilo europeo, más violento y peligroso. Su verdadero comienzo es literario, y retrotraernos al mismo nos permitirá eventualmente entender el concepto de "judeofobia embolsada".