El pulgón del ciprés Cinara cupressi, se considera uno de los insectos invasores más dañinos del mundo, ha provocado una gran mortalidad en especies Cupresáceas nativas y exóticas en varios países. En Chile, fue detectado el año 2003 y para el año 2008 esta plaga ya se encontraba distribuida en todo el país, afectando especies cupresáceas forestales exóticas como Cupressus macrocarpa y especies nativas, tales como, Austrocedrus chilensis (Ciprés de la Cordillera) y Fitzroya cupressoides (Alerce), que están categorizadas en el estado de conservación vulnerable y en peligro respectivamente. El área forestal de Chile ha potenciado y privilegiado el uso de controladores biológicos como parte del manejo integrado de plagas. Es por esto que se ha utilizado el parasitoide Pauesia juniperorum. Sin embargo, se han detectado bajos niveles de parasitismo. Se propone el uso de hongos entomopatógenos como alternativa y complemento al control biológico. Se prospectaron hongos entomopatógenos en la Región ecológica mediterránea per-húmeda y en la Región oceánica con influencia mediterránea. Como resultado se han identificado seis géneros de hongos descritos como patógenos de insectos. Sin embargo, bajo condiciones de laboratorio sólo cepas del género Verticillium fueron virulentas, causando sobre el 80% de mortalidad acumulada a los 7 días. No hubo diferencias significativas entre las cepas de Verticillium y un producto químico (pirimicarb) aplicado como control, aunque el hongo fue más lento. Las cepas más virulentas fueron identificadas como Verticillium lecanii, Ve 1 y Ve 2, con un TL50 de: 3.2 y 3.1 días y un DL50: 1.24 y 1.37 conidias mL-1 respectivamente, sugiriendo el uso de estos hongos para controlar C. cupressi en Chile.