Este artículo presenta la necesidad de establecer relaciones profesionales entre el curador y/o director de un museo y los grupos de coleccionistas, universidades, galerías, comerciantes privados, casas de remate y empresas, y cómo esta red de contactos trae beneficios  a todos los involucrados. Cabe hacer notar que la mayoría de los ejemplos citados vienen de mi experiencia personal y profesional en los Estados Unidos.  Y no planteo estas ideas para copiarlas exactamente en Chile, sino más bien como una ilustración, para que nos inspiremos y tomemos algunos aspectos que se puedan combinar con nuestra identidad nacional.Hago un gran énfasis en el desarrollo de una relación de larga duración con los jóvenes coleccionistas y cómo el personal del museo puede jugar un rol clave en asistirlos en las compras de sus colecciones.  A medida que se va estableciendo la relación, la probabilidad de que el coleccionista haga una donación monetaria o para la colección del museo, crece en posibilidades.Un caso en particular es el del Museo Guggenheim en Nueva York, que trabaja con el Comité de Adquisiciones del Consejo de Jóvenes Coleccionistas y los miembros de este grupo, y las variadas formas en que el museo atiende a los futuros coleccionistas.  Algunas de estas maneras son dándoles la posibilidad de votar por obras (preaprobadas por el curador) de artistas emergentes para enriquecer la colección de arte contemporáneo del Museo Guggenheim, así como invitándolos a todos los eventos sociales y académicos de arte contemporáneo, sean dentro de museo ferias de arte o bienales.Los museos deben entrenar a sus empleados en cómo hacer buenos contactos y relaciones públicas, porque es una parte tan importante dentro del talento de un curador como lo es su trabajo curatorial y de investigación.  Estas cualidades combinadas ayudarán a mantener el museo financieramente en el presente y en el futuro cercano.