La mayor y creciente complejidad del ordenamiento jurídico genera consecuencias sobre el conjunto del sistema; la evolución experimentada por el concepto de Estado de Derecho ha transformado tanto el contenido del ordenamiento jurídico como su aplicación. La nueva realidad social sobre la cual se estructura el Derecho requiere de una actualización del ordenamiento, superior a la experimentada en épocas pasadas; la diversidad de la comunidad y su creciente democratización dificultan cada vez más el proceso de toma de decisiones públicas, por lo que la interpretación y aplicación del ordenamiento requiere nuevos métodos para lograr nuevos objetivos.