La globalización de la salud parece ser irreversible y trasciende a las diferencias culturales y realidades de cada localidad.  En consecuencia, la educación médica requiere de un conjunto de principios básicos o estándares de calidad que puedan ser aplicados mundialmente. La participación en procesos de evaluación tiene como finalidad garantizar que la educación médica se realice en un ambiente adecuado que promueva una amplia actividad académica. La Escuela de Medicina de la Pontificia Universidad Católica  de Chile (EMUC) participó en tres procesos de evaluación, los que a su vez incluían tres etapas: auto-evaluación, evaluación externa y pronunciamiento de acreditación. Dos de estos procesos fueron voluntariamente aceptados y realizados en 1997 y 2007 y se basaron en los estándares que establece el Liaison Committee on Medical Education (LCME).  El tercer proceso, realizado el año 2001, se basó en los estándares del Comité Nacional de Acreditación de Pregrado – CNAP.  En las tres experiencias, la evaluación interna fue la etapa de mayor aprendizaje, ya que estimuló la reflexión de alumnos y docentes en torno al reconocimiento de fortalezas y debilidades.  Los procesos de evaluación externa, particularmente aquéllos basados en estándares internacionales, son muy importantes para el desarrollo institucional y curricular de las escuelas de medicina.  La EMUC aprendió cómo llevar adelante un proceso de acreditación y pudo detectar un número significativo de debilidades como oportunidades de mejoría y crecimiento. El presente artículo analiza los principales desafíos de someterse al proceso de evaluación externa. (Palabras clave: acreditación internacional, evaluación, Escuela de Medicina)