Social participation in the Educational System is a constituent part of social democracy. Education, by its own nature, requires all implied sectors to participate in order to achieve its goals. Effective participation is not exclusively to be achieved by free-will offering, it requires information and institutional organisation. School Councils are the bodies created to perform that function.  Participation is closely associated to quality in education in as far as it intervenes in the basic elements that conform educational quality: planning, efficient action and assessment. The role of the different sectors implied is obviously not the same, therefore definition of each party’s intervention will have to be specified, preserving teacher’s professionalism, the responsibility of the families, the necessary involvement of students in the process and the administration of legal and administrative matters by the public authorities. Participation is also associated to decentralisation, thus allowing a closer relationship between social contexts and groups of students.  In spite of the fact that social participation in the educational system must overcome difficulties due either to lack of tradition or to pressure exerted by neoliberal ideologies, it is necessary to progress in its generalisation in order for school education to become a coherent and co-ordinated activity in front of distorting models found too often outside the school.La participación social en el sistema educativo constituye una dimensión de la democracia social. La naturaleza misma de la educación escolar demanda de la participación de todos los sectores implicados para lograr sus metas, lo cual no se consigue con exclusivas dosis de voluntarismo, sino que requiere de información y de organización institucional para hacerla efectiva. Los Consejos Escolares son los órganos creados al efecto.  La participación se vincula a la calidad de la educación escolar en tanto interviene en los elementos básicos de dicha calidad: planificación, actuación eficaz y evaluación. Ciertamente, el papel que corresponden a los diversos sectores no es el mismo, de modo que será preciso delimitar la intervención de unos y otros, preservando tanto la profesionalidad del profesorado, como la responsabilidad de las familias, la implicación necesaria de los alumnos en el proceso y la gestión legal y administrativa de las autoridades públicas. La participación se vincula también con la descentralización, que permite acercar la educación a las realidades de cada contexto social y grupo de alumnos.  Aunque la demanda de participación social en el sistema educativo debe vencer dificultades, fruto de la falta de tradición en algunos casos y de la presión ideológica neoliberal en otros, es preciso avanzar en su generalización, para lograr hacer de la educación escolar una actividad coherente y coordinada frente a los modelos distorsionantes que a menudo se encuentran fuera de la escuela.