La ciudad es un reflejo de la sociedad. Es la versión, en el espacio urbano, de las desigualdades, de las estructuras de poder que las producen y reproducen, de la capacidad o incapacidad que tenemos como sociedad y agentes socio-políticos para modificarla. Por ejemplo, sabemos que la forma en que están distribuidas las áreas verdes y los espacios de ocio y encuentro en la ciudad – como plazas y parques— es desigual. Ciertas zonas concentran los espacios más amplios y más equipados, mientras que en otras se concentran los sitios eriazos, poco iluminados y/o abandonados por la inversión pública y privada...