El vínculo que en suerte me ha correspondido con Uds. los alumnos que hoy egresan, es profundo e indeleble ya que ha sido continuo por los cinco años de sus estudios. Es pues, para mi, una circunstancia afortunada tener esta oportunidad de compartir con Uds. estas reflexiones. Cuando me plantee este propósito, encomendado por cierto, muchas cosas, de aquellas que me hubiera gustado escuchar, me alumbraron la senda de estas ideas. Pero una de las más recurrente fue la siguiente interrogante que surge del querer íntimo de los intereses que nos reune y es la de Ser abogado. ¿Qué es ser abogado? Fíjense Uds. que esta afirmación está siempre precedida por el verbo "ser". No es una situación transitoria. Es de una permanencia, es decir, afirma del sujeto lo que significa el atributo. Es un atributo. Atributo que modifica las cualidades del ser. Es, pues eso, un atributo. ¡Y qué más importante atributo! Ser abogado no es una simple declaración: es un ejercicio, es una praxis, es una forma de vida es, en fin, una suerte de apostolado.