La interpretación de la Constitución comienza a preocupar a la doctrina jurídica europea, y sobre todo, alemana y austríaca, en el primer tercio del siglo XX, como cuestión ligada a los primeros intentos de argumentar la condición normativa de la Constitución, su autonomía con respecto a la ley y su carácter vinculante sobre el resto del ordenamiento jurídico, incluyendo las leyes, cuya validez, en estos apuntes doctrinales, comienza a hacerse depender de su conformidad con la Constitución en el plano formal (es decir, en tanto se considera condición de la validez de las leyes que hayan sido producidas de acuerdo con los preceptos constitucionales que disciplinan los procedimientos de elaboración y promulgación de las mismas) y en su vertiente material (esto es, en tanto se erige en requisito para reconocer validez a las leyes el respeto por parte de las mismas a los derechos, principios, valores y bienes protegidos por la Constitución).