Inter-American Court recognizes elevated status of trade unions and rejects standing of corporations
Corte Americana establece el acceso de los sindicatos y rechaza la posición de las corporaciones
Author
Cornell, Angela B.
Full text
https://revistatrabajo.uchile.cl/index.php/RDTSS/article/view/4739310.5354/0719-7551.2017.47393
Abstract
On 26 February 2016, the Inter-American Court of Human Rights issued a decision recognizing the special status of trade unions and the importance of workers´ collective rights in the American in Advisory Opinion OC-22. The case was initiated by the Republic of Panama, which requested an advisory opinion pursuant to Article 64 of the American Convention on Human Rights on the interpretation and scope of Article 1 (2) in relation to several other articles in the Convention. Article 1 of the Convention refers to the rights and freedoms of “persona”. Article 1 (2) clarifies that “for the purposes of this Convention, ʻpersonʼ means every human being.” The heart of the inquiry was whether nonhuman or legal entitles, including trade unions and corporations, meet the definition of person as referenced in Article 1 (2) and whether they have standing before the Court on their own behalf or on behalf of members or natural persons. The Court ruled that trade unions have standing on their own behalf but with the limitations based on the specific language of the Protocol of San Salvador, and that corporations do not have direct access to their Inter-American system. El 26 de febrero de 2016 la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitido una decisión reconociendo el estatus especial de los sindicatos y la importancia de los derechos colectivos de los trabajadores en el continente americano de acuerdo a la Opinión Consultiva OC 22. El caso fue iniciado por Panamá al requerir una opinión conforme al artículo 64 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos sobre la interpretación y el alcance del artículo 1 (2) en relación con otros artículos en la Convención. El artículo 1 de la Convención se refiere a los derechos y libertades de las “personas”. El artículo 2 clarifica que “para los propósitos de la Convención”, ʻpersonaʼ significa cada ser humano”. El corazón de la interrogante fue si las personas jurídicas o no humanas, incluyendo los sindicatos y las empresas, cumplen con la definición de persona como se señala en el artículo 1 (2) y si ellos tienen legitimidad para estar ante la Corte en su propio nombre o en representación de sus miembros o de personas naturales. La Corte decidió que los sindicatos tienen esa legitimidad, pero con las limitaciones establecidas en el específico lenguaje del Protocolo de San Salvador, y que las empresas no tienen derecho de acceso ante el Sistema Interamericano