El presente trabajo aborda la importancia de la puesta en escena fotográfica como  presentación exacta de la élite y su proyecto de modernidad en América Latina, en  medio de un proceso de continuación del modelo establecido por la tradición europea. Uno de los discursos más eficaces para este fin lo constituye el Manual de urbanidad y buenas maneras del venezolano Manuel Antonio Carreño. La fotografía de retrato se une a la complacencia burguesa que resuelve necesidades sociales  concretas puestas al servicio de la conciencia nacional y del 'buen ciudadano'.