Las ideas de democracia y sociedad civil entendidas tradicionalmente en el marco del Estado soberano territorialmente han sido profundamente afectadas por el proceso de globalización. Esto, básicamente, porque el Estado ha perdido efectividad en el control de los procesos sociales, políticos y -principalmente- económicos que ocurren dentro de sus fronteras. Democracia y sociedad civil corren el riesgo de banalizarse en términos políticos sin un referente o espacio en donde hacer patente la opinión de la ciudadanía sobre los procesos globales que les afectan en su bienestar material y simbólico. En este escenario, la re-reconstitución de la efectividad y legitimidad de los procesos democráticos de decisión (lo que implica una sociedad civil fuerte) pareciera apuntar a la constitución de una demos global o ciudadanos globales como una precondición para pensar realmente en el funcionamiento de dichos procesos en el nivel supranacional o internacional.