El inicio de este nuevo milenio ha estado colmado de grandes expectativasy de grandes desesperanzas. Las complejidades que hemosdebido enfrentar han posibilitado un desarrollo científico sostenido que nopocos pensaron que se constituiría en un elemento que nos devolvería laesperanza, que devendría en el instrumento indispensable para superar lamarginación y otros grandes problemas que afectan a la mayoría de losseres humanos que habitamos esta nuestra casa: la injusticia, la enfermedad,el hambre, la falta de educación, la discriminación; pero hemos aprendido,y no con una cuota reducida de dolor, que el progreso del pensamientocientífico formal no asegura por sí solo el fortalecimiento de nuestrahumanidad, que para que ésta se fortalezca debe existir la voluntad libre ydeterminada de alcanzar esa meta. Para alcanzarla, es indispensable recordar que los seres humanos, al igual que nuestras palabras, existimos encuanto nos damos a los demás.