El asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero al trono austríaco, el 28 de julio de 1914, provocó un “efecto dominó” de alianzas, que desató una guerra de alcances hasta entonces inusitado, por lo que mereció el nombre de “Gran Guerra”. Chile no se pudo abstener del conflicto, iniciándose un amplio debate interno, motivado por el rol protagónico que había alcanzado el elemento extranjero en el país.El estallido de la guerra provocó una división en la opinión pública chilena: algunos elementos declaraban su simpatía por la Triple Alianza, otros se manifestaron partidarios de la Triple Entente. El interés público por conocer el devenir de la guerra movió a los periódicos a informar profusamente sobre esta, a la vez que las discusiones en las esferas gubernamentales fueron marcadas por el dilema que cruzaría a todo Chile frente al conflicto: ¿neutralidad o beligerancia?