Dieter Oelker en su excelente estudio “La teoría de la vanidad en la obra novelesca de Luis Orrego Luco” ha explicado, a partir de René Girad , el modelo de mediación externa que puede establecerse entre la clase media en desarrollo y la aristocracia (75), sin embargo, también propone que “aquella distancia que separa al sujeto del deseo y al mediador de su aspiración, se va acortando mientras avanza el proceso de transformación social. Este progresivo acercamiento entre las esferas del sujeto y su modelo […] implica una gradual modificación de la mediación externa en una interna” (75). Esta idea sirve de punto de partida para acercarnos al modelo de deseo mimético que se advierte en el personaje Samuel Ortiz, un “pobre y provinciano desconocido” (Orrego 16), un “mediquillo de provincia, sin familia –refiriéndose a familia de abolengo, pues su hermana y su madre viven al sur de Linares–, sin nombre, sin recursos, sin clientela” (Orrego 108).