Blanca Sol (1888), by Peruvian writer Mercedes Cabello de Carbonera, and La muñeca (1895), by Puerto Rican writer Carmela Eulate Sanjurjo, are two novels that present disruptive female characters, who were seen as incarnations of the negative outcomes of women’s precarious education. Whereas their contemporary critics questioned the lack of signs of regrets in these characters —unlike traditional heroines of romantic and sentimental novels of the time—, other writers highlighted the novels’ stark realism, and considered it accurate for depicting the modern woman’s crisis. From a feminist literary studies perspective, these novels have been read as confrontational towards the construction of the feminine in modernist and naturalist aesthetics, which were dominant at the time. Considering the very authors’ statements about the overlooked moralizing purpose of their works, I propose these novels stance a critical dialogue with a regeneration paradigm that aimed to confront dystopic or elusive imaginaries prevailing in modernista, decadentista and naturalist aesthetic and ideologies. Nevertheless, it constitutes a gendered pedagogic regeneration paradigm since, contrary to its hegemonic version (which disciplining target were female subjects), it sheds light on the ethical contradictions of masculinities, who were accountable of the stability of the patriarchal system. Thus, these texts bring to surface a submerged discourse that highlights the flaws of male subjects and, thus, turns them into culprits of the crisis customarily blamed on women. Moreover, these works create the conditions of possibility to undermine hegemonic archetypes of the feminine and, in turn, create paths for women’s transit into modernity.Las novelas Blanca Sol (1888), de Mercedes Cabello de Carbonera y La muñeca (1895), de Carmela Eulate Sanjurjo, convergen en la representación de feminidades anti-normativas que encarnarían las consecuencias indeseables de la mala educación femenina. Mientras la crítica coetánea se escandalizó con estas obras cuyas feminidades problemáticas, a diferencia de las heroínas romántico-sentimentales tradicionales, no mostraban signos de arrepentimiento o corrección; otros escritores destacaron el descarnado realismo de los textos, reveladores de la problematicidad de la mujer moderna. Por su parte, la crítica feminista posterior vio en las novelas un diálogo ruptural con los paradigmas ético-estéticos modernistas y naturalistas desde una cosmovisión femenina. Partiendo de los postulados de las mismas autoras sobre el incomprendido cariz moralizante de sus textos, sostengo que estas novelas se insertan críticamente en un horizonte regeneracionista orientado a contener y confrontar los imaginarios distópicos o evasivos prevalentes en las corrientes estético-ideológicas naturalistas, modernistas y decadentistas en boga en el periodo. Empero, es un regeneracionismo pedagógico con marcas de género que, en contraste con su variante patriarcal (cuyo blanco de disciplinamiento era el sujeto femenino), visibiliza las contradicciones éticas de las masculinidades que sostienen el sistema. Así, los textos ponen en circulación un discurso soterrado que evidencia las falencias de las masculinidades y su responsabilidad en las crisis por las que culpabilizan y condenan a las mujeres, mientras crean las condiciones de posibilidad para socavar los arquetipos hegemónicos de lo femenino y articular pasajes para el tránsito de las mujeres a la modernidad.