Show simple item record

dc.creatorPacheco González, Andrea
dc.date2022-02-07
dc.date.accessioned2023-11-03T13:04:09Z
dc.date.available2023-11-03T13:04:09Z
dc.identifierhttps://revistas.udec.cl/index.php/alzaprima/article/view/6980
dc.identifier10.29393/AP13-5CIAP10005
dc.identifier.urihttps://revistaschilenas.uchile.cl/handle/2250/237893
dc.descriptionEl colectivo cubano Los Carpinteros1, formado en 1992 y disuelto en 2018, ha ocupado un lugar destacado en la escena del arte latinoamericano a comienzos del siglo XXI, no solo por su circulación internacional a través de una contundente presencia en exposiciones, colecciones y ferias en todo el mundo, sino también por el aporte plástico y conceptual de su obra al imaginario cultural de la región en el cambio de siglo. Pese a que las categorías geográficas resultan casi siempre fallidas, la producción de Los Carpinteros ha estado profundamente atada a un territorio: Cuba. Incluso cuando trasladan su residencia a Madrid en 2004 y una buena parte de su producción se realiza en Europa, la isla continuó siendo una inagotable fuente creativa para su trabajo.2 Cuba comparte con el continente americano, desde el golfo de México a la Patagonia, circunstancias trágicas que han reverberado en la creación artística de toda la región. Crisis políticas y económicas, conflictos armados, escasez, represión y violencia, acompañada de catástrofes naturales constantes sobre el cimiento de una herida colonial, maciza y transversal como la Cordillera de los Andes. Hay en América Latina y el Caribe un sustrato cultural híbrido y resiliente sostenido en parte por un sentido del humor que puede surgir en mitad de la desgracia. Esta paradoja existencial, que combina placer y padecer, ha permitido que las situaciones más hostiles se transformen en un motor de creatividad, lo que ha marcado la práctica de infinidad de creadores en esos territorios.   Fundado en La Habana, el colectivo estuvo integrado por los artistas Alexandre Arrechea, Dagoberto Rodríguez y Marco A. Castillo. En 2003 Arrechea abandonó el grupo y continuó su carrera en solitario. Durante los 15 años siguientes y, hasta su disolución definitiva en 2018, la agrupación estuvo formada por Castillo y Rodríguez. Ambos artistas continúan también hoy con su práctica artística de forma individual. “El arte cubano no ha abandonado su carácter coyuntural y contextual; las circunstancias le ofrecen la materia prima necesaria al creador para el desarrollo de su actividad. El artista continúa manifestándose como un cronista de su tiempo. A esto se debe la diversidad de temas y asuntos abordados en los últimos años, así como a la multiplicidad de recursos constructivos y de fórmulas lingüísticas utilizados con el propósito de seguir escribiendo nuestras ‘memorias del subdesarrollo’”. Eugenio Valdés Figueroa, El arte de la negociación y el espacio del juego.es-ES
dc.formatapplication/pdf
dc.languagespa
dc.publisherUniversidad de Concepción, Facultad de Humanidades y Arte, Departamento de Artes Plásticas, Concepción, Chilees-ES
dc.relationhttps://revistas.udec.cl/index.php/alzaprima/article/view/6980/6685
dc.rightsDerechos de autor 2020 Universidad de Concepciónes-ES
dc.rightshttps://creativecommons.org/licenses/by/4.0/es-ES
dc.sourceAlzaprima; Núm. 13 (2020); 70-77es-ES
dc.source2452-6150
dc.source0718-8595
dc.subjectLos Carpinteroses-ES
dc.subjectcubaes-ES
dc.subjectartees-ES
dc.subjecthibridajees-ES
dc.titleLOS CARPINTEROS: IDEOLOGÍA DEL CONTRA SENTIDOes-ES
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/article
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/publishedVersion
dc.typeEnsayo visual, evaluado por Comité editorial.es-ES


This item appears in the following Collection(s)

Show simple item record