Economic implications of indiscriminate fishing of Marine Resources in the High Seas
IMPLICANCIAS ECONÓMICAS POR LA PESCA INDISCRIMINADA DE LOS RECURSOS MARINOS EN LA ALTA MAR
Author
Álvarez Soza , Daniel
Abstract
The study of maritime spaces as part of the territory of a state must not only be considered with a character linked to issues of national defense, and therefore with strictly sovereign assessments, in terms of the situation of subjects of international law in the planet, but also involves economic and patrimonial issues, the latter aspect that has acquired relevance, given the food shortage that affects humanity, added to the difficulties linked to the protection of existing renewable resources in the area, an issue that it is strongly aggravated by environmental difficulties, preferably accentuated by global warming and the pollution of certain maritime areas.
Regarding the origins of this matter, it is pertinent to remember the position that some authors formulated, in terms of the legal, geopolitical and economic vision of the maritime space, highlighting Hugo Groccio (1) in this matter, who promoted the idea of mare liberum or sea Libre and John Selden, who for his part "supported the doctrine of the Mare Clausum (Closed Sea) or the Right of Nations to the Right of Property over Seas, Coasts and Waters that correspond to them" (2). The divergence between these philosophies, Mare Liberum and Mare Clausum (3), are the basis of the Law of the Sea, which corresponds as a property right to each nation. Selden's idea was supported, from the beginning of the 17th century, by the Dutchman Cornelius Van Bynkershoek (4) for whom sovereignty in the territorial sea should extend to the strip of sea where the coastal State had effective powers, at that time it was considered that it was as far as a cannonball launched from the coast would reach, thus originating the theory of three nautical miles. The idea of a territorial sea was based on the purpose of defending the territory; This was convenient for the great powers since it allowed their fleets freedom of navigation in most of the seas, but it was detrimental to the States that tried to exercise sovereignty in a wider area of their maritime territory for reasons of security or to exercise exclusive rights over their fisheries over longer distances. This difference prevented the generation of a uniform practice, therefore, the three-mile rule could not be considered as a customary norm. From 1930 is when more changes occurred in this regard, which led to the holding of the Hague Conference under the auspices of the League of Nations in order to codify various matters of International Law and the Law of the Sea. In 1958, the First United Nations Conference on the Law of the Sea took place in Geneva, from which three reports emerged; in the first one, a 6 nautical mile extension was proposed in the territorial sea; in the second, 12 nautical miles, while in the third report it was reduced to 3 nautical miles, leaving open the possibility of its extension. The final text concluded that given that international practice is not uniform, it was considered that the territorial sea should not extend beyond 12 nautical miles. This conference culminated in 4 conventions and an optional protocol on compulsory jurisdiction for the settlement of disputes:
Convention on the Territorial Sea and the Contiguous Zone; Convention on the Continental Shelf; Convention on the High Seas, Convention on Fishing and Conservation of the Living Resources of the High Seas.
The Geneva conventions did not have a large number of ratifications or accessions, however, some States, although they were not bound by these treaties, included some provisions in their internal legislation. El estudio de los espacios marítimos como parte del territorio de un estado no sólo ha de considerarse con un carácter ligado a temáticas de la defensa nacional, y por ende con valoraciones estrictamente soberanas, ello en cuanto a la situación de los sujetos de derecho internacional en el planeta, sino que además involucra a temas económicos y patrimoniales, aspecto este último que ha adquirido relevancia, atendida la escases alimentaria que afecta a la humanidad, ello sumado a las dificultades ligadas a la protección de recursos renovables existentes en la zona, cuestión que se ve fuertemente agravada por las dificultades medioambientales, preferentemente acentuadas por el calentamiento global y la contaminación de ciertas zonas marítimas.
Sobre los orígenes de esta materia es pertinente recordar la posición que algunos autores formularon, en cuanto a la visión jurídica, geopolítica y económica del especio marítimo, destacando en esta materia a Hugo Groccio (1), quien promovió la idea del mare liberum o mar libre y John Selden, que por su parte “sostenía la doctrina del Mare Clausum (Mar Cerrado) o el Derecho de las Naciones al Derecho de Propiedad sobre Mares, Costas y Aguas que les corresponden” (2). La divergencia entre estas filosofías, Mare Liberum y Mare Clausum (3), son la base del Derecho de Mar, que corresponde como derecho de propiedad a cada nación.
La idea de Selden fue apoyada, desde principios del siglo XVII, por el holandés Cornelius Van Bynkershoek (4) para quien la soberanía en el mar territorial debía extenderse hasta la franja de mar donde el Estado ribereño tuviera atribuciones efectivas, para esta época se consideraba que era hasta donde llegara una bala de cañón lanzada desde la costa, originándose así la teoría de las tres millas marinas.
La idea de un mar territorial tenía su base en la finalidad de defensa del territorio; esto le convenía a las grandes potencias ya que permitía a sus flotas la libertad de navegación en la mayor parte de los mares, pero, perjudicaba a los Estados que pretendían ejercer una soberanía en un espacio más amplio de su territorio marítimo por razones de seguridad o para ejercer derechos exclusivos sobre sus pesquerías en distancias más extensas. Esta diferencia impidió que se generara una práctica uniforme, por ende, la regla de las tres millas no podía ser considerada como norma consuetudinaria. A partir de 1930 es cuando más cambios se produjeron al respecto, lo que motivó la celebración de la Conferencia de la Haya bajo los auspicios de la Sociedad de las Naciones con el fin de codificar varias materias del Derecho Internacional y del Derecho del Mar.
En 1958 tuvo lugar en Ginebra la Primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, del cual surgieron tres informes; en el primero de ellos se propuso 6 millas marinas de extensión en el mar territorial; en el segundo 12 millas marinas, en tanto que en el tercer informe de éste, se redujo a 3 millas marinas, dejando abierta la posibilidad de su extensión. El Texto final concluyó que atendido que la práctica internacional no es uniforme se consideró que el mar territorial no debía extenderse más allá de las 12 millas marinas. Esta conferencia culminó con 4 convenciones y un protocolo facultativo sobre jurisdicción obligatoria para la solución de controversias: Convención sobre el Mar Territorial y la Zona Contigua; Convención sobre la Plataforma Continental; Convención sobre la Alta Mar, Convención sobre Pesca y Conservación de los Recursos Vivos de la Alta Mar.
Las convenciones de Ginebra no tuvieron un gran número de ratificaciones o adhesiones, sin embargo, algunos Estados si bien no se obligaron por estos tratados, recogieron algunas disposiciones en su legislación interna.